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lunes, 23 de abril de 2012

Momentos Cairotas (I)


La ciudad


Desde que comienza el día, El Cairo hierve en actividad, como si  fuera agua a punto de ebullición. No se puede decir que existe horas pico en esta congestionada ciudad.


Aquí las 24 horas que tiene el día son críticas: interminables filas de carros se observaban a lo largo y ancho de sus principales  avenidas, en la plaza Tahrir -la que ahora se conoce como la “Plaza de la  Liberación” y en la que se gestó la revolución que le puso precio a la cabeza de Mubarak-  gran número de personas se lanzan yendo y viniendo en un desorden alucinante tratando de supervivir en la desordenada  metrópoli.

No quisiera sonar exagerada, pero El Cairo es un caos y un desorden que se traduce en sonoros ruidos de automóviles, megáfonos que van por la calles publicitando las mercancías que ofrecen, gritos de personas y demás ruidos estridentes  que hacen que esta  megaurbe nunca descanse.


Desde las enormes torres de las mezquitas que en la noche se iluminan de tonos azules verdosos,  se pueden percibir las llamadas a la oración -cinco veces al día cada musulmán devoto sigue esta plegaria  para reencontrarse con Alá-.  Vale mencionar quetTales manifestaciones de fe  llenan de un especial misticismo a la dramática capital.

El comercio es una actividad que no cesa en ningún momento. A cualquier hora del día o de la noche te puedes encontrar con enormes mercados improvisados en todo El  Cairo. El zoco del Khan A l Khalili es uno de los mercados más visitados por los extranjeros:  sus angostos y congestionados callejones te llevan en un mar  de  vendedores ambulantes  que te ofertan la más variada mercancía a los mejores precios. Aquí  el regateo  es una cuestión de supervivencia  y ¡vaya que los egipcios conocen del arte de conseguir  lo inimaginable a los más bajos costos!

(Artículo original de nuestra enviada especial, Katharine Guerrero Brito a El Cairo en Abril del 2012.)

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